Compañeras y compañeros
Hermanas y Hermanos:
Hablar en torno a una fecha como las que nos convoca, nos llama a hablar honrando los heroicos esfuerzos del pueblo cubano y de los miles de combatientes que dieron sus vidas a lo largo de medio siglo. Nos llama además resaltar el orgullo por la grandiosa obra realizada, los obstáculos que se vencieron y los imposibles que este pueblo hizo posibles.
Por aquel entonces Cuba contaba con una población que no llegaba a seis millones de habitantes. El país estaba bajo tutelaje estadounidense, como secuela de la invasión con que frustraron los objetivos de su larga guerra por la independencia. Controlaban su economía y recursos naturales. Redujeron prácticamente a cero la soberanía nacional. Habían impuesto, a viva fuerza, en su primera Constitución el derecho del gobierno de Estados Unidos a intervenir en Cuba, y la ocupación del territorio nacional para la Base Naval de Guantánamo, que hoy utilizan como horrorosa prisión.
El nefasto panorama anterior, impulsó, hace 54 años, que 82 hombres asaltaran el Cuartel Moncada, la segunda fortaleza de la tiranía de Batista, quien había dado un golpe de estado con apoyo yanqui apenas 14 meses antes. Vendiendo o empeñando sus escasos bienes personales, aquellos revolucionarios, trabajadores humildes en su mayoría, habían sido capaces de armarse, entrenarse y llegar hasta el otro extremo de la isla sin ser detectados. Solo hechos casuales de último minuto impidieron el éxito de la acción. Decenas fueron asesinados. Se cumplían entonces cien años del natalicio del prócer mayor: José Martí.
El Asalto al Cuartel Moncada se inscribe entonces como el inicio del sueño de una América Morena libre y soberana, distante de los dictámenes del poder del Norte y sus aberraciones para con la humanidad. A partir de allí, muchos son los pueblos que se suman a ese sueño y cobijan la idea de enfrentarse a los que usurpan y explotan a sus pueblos. Avanzan las luchas por la construcción de un socialismo que satisfaga las necesidades de los más desposeídos y marginados por la brutalidad capitalista.
El Moncada con los mártires del centenario, representó y representa aún hoy el impulso el ejemplo de miles de latino americanos, que dicen BASTA !!
BASTA de abuso capitalista
BASTA de miseria
BASTA de imperialismo
BASTA de organizaciones políticas vende patria
BASTA de oportunistas y lame botas de los patrones
En ese empeño se abren espacio los distintos movimientos revolucionarios por todo el continente, que haciendo eco de una realidad insostenible se enfrenta de variadas formas a los traidores, capitalistas y explotadores de sus gentes. Los procesos de lucha evidencian sus ritmos, errores y aciertos, pero por sobre todo dejan de manifiesto que el afán de luchar es y será una necesidad impostergable para aquellos que sueñan con una patria más humana y justa.
Intensidades diversas de lucha son las que asoman en muchos pueblos de América, evidenciando que no existe un quiebre entre los sueños que despertaran los heroicos hermanos cubanos con los que palpitan hoy en la rabia, coraje y razón de los que luchan en este preciso instante.
Los moncadistas se constituyen en ejemplo de los que hoy combaten en nuestra patria, como los obreros subcontratados que con ejemplo de digno luchan por salarios, donde el ser humano sea protagonista del porvenir, unido con anhelo de justicia. Junto a los pobladores en lucha, con el orgullo de clase como bandera. De la misma forma se une la Nación Mapuche que en ancestral lucha reclama su derecho a ser libres y soberanos.
Con los mártires del centenario Manuel Cabalga De Nuevo
sábado, 4 de agosto de 2007
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